La serenata serena comienza bajo la luna y
el frío,
Tu aliento a cigarrillo se quedó en mis
labios húmedos,
Mi sed de ti me tiene desahuciado y
frívolamente dormido,
Extraño el vaivén de tus senos sudados
sobre mí.
La trompeta suena triste en las noches de
despecho,
Tus recuerdos me hieren en carne viva a
morir,
Finges a ser feliz pero mi interior me
duele al saber que no,
Deseo ser tu cómplice en toda aventura
desvelada.
Putas danzan sobre mí, solo te pienso a ti
mujer,
Eres la única a quien corresponde este amor
puro,
Piénsame hoy solo a mí como yo a vos en
todo,
Soy el hombre que está presente en ti hoy.
Quisiera ser el niño que jugaba a ser libre
aquella mañana,
Que veía corazones pintados en las nubes
todas las tardes,
Que soñaba con nunca morir en la soledad
absoluta,
Que no les daba importancia a las sumas ni a
los menos.
Mi puta eres tú, mi mujer, mi amor, mi
amante de media noche,
Eres la actriz de teatro que conmigo no
finges amor en nada,
Eres la mujer que se desnuda ante mí todas
las noches,
Eres real ante mis ojos aun sin tocarte el
alma desnuda.
El
músico no tiene música para deleitar a la audiencia,
Sus lágrimas corren como el cántaro roto en
el pasillo,
Pantaletas, sostenes corren por la canal
nocturna,
El triste cantar se emana en aquella vieja
cantina de mala muerte.
Hoy quiero a esa mujer alegre que disfrute
del momento,
Ya lo pasado es pasado es el momento de
seguir,
Tomad de mi mano mi amor amado y confía en
mí,
Juntos andaremos transparentes ante el
flagelante universo.
En el catre de tu cuarto te hare gemir como
gata en celos,
Las grietas de tu pasado le daré palmadas
fuertes,
Tu húmedo liquido vaginal me lo lameré
lentamente,
Cada eyaculación quedara sin aire
momentáneamente.
Un amor sin desnudez poética es vacío y
redundante,
Una poesía con exceso de rima es aburrida y
hueca,
Porque una serenata sin sentimiento es
absurda,
Tu corazón lleno de recuerdos vacíos en la
nada.
Que se burlen de mí por amarte locamente,
Que me lancen al rio por dedicarte mis
melodías,
No tengo miedo ni mucho menos cobardía,
Por sentir este gran amor que floreció
aquel día.
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